Históricamente, el oro y la plata eran formas de dinero fiables pero poco prácticas, lo que llevó al auge de las monedas de papel. Sin embargo, el abandono del dinero respaldado por el oro permitió la manipulación y las economías impulsadas por la deuda.
Bitcoin contrarresta estos problemas. Su estructura descentralizada y su oferta fija resisten la inflación y el control central. A diferencia del oro, es divisible, verificable y adecuado para el comercio moderno. A medida que surgen monedas digitales como el euro digital de la UE, la capacidad de Bitcoin para restablecer la honestidad monetaria y empoderar a las personas se vuelve cada vez más relevante.